Con su característico estilo rico en imágenes maravillosas y sin utilizar mayúsculas ni puntuación, Javier nos traslada a mundo imposibles o quizá a otra manera de ver el mundo…
Al final del paseo hay un puesto de ceniza
y ahí está Nirvana con su delantal de zanahorias
esparciendo codornices recién ejecutadas
vende camaleones de pigmento sucio
sostenes manoseados y almanaques abatidos
obeliscos con lunas ensartadas en la punta
ambientadores que huelen a sinsonte
y pastillas para la garganta
con sabor a ayeres
ella no quiere pero la enmarca el horizonte
y de los barrios pobres sopla un viento
que le teje a deshoras una hamaca
y delicadamente le va trenzando el pelo
y hace con sus ojos lo que quiere
su tenderete siempre a punto de apagarse
no sabe uno cómo siempre va y se enciende
enrollando sus serpientes en los árboles
atizando a sus huestes a caballo y desmontando
los pedestales donde lloran las estatuas
y Nirvana dale y dale erre que erre
empinando sus carteles sonrojados
anunciando que la Atlántida se vende
los distraídos que fingen distraerse
se creen superiores a Nirvana
hasta que pisan su umbral los inocentes
y hasta los niños se descalzan
los ogros más valientes se detienen y preguntan
en el mostrador cuánto les cuesta
un par de sorbos de su lluvia
y ella les tiende las manos insolentes
para que beban brebajes alarmantes
por más que uno se estire ya confieso
que con Nirvana no se puede
tiene siempre a mano un escudo o un parapeto
para eso es la emperatriz de las esquinas
y tiene de su lado un ejército de duendes
la historia es bien sencilla
nosotros compramos
ella vende

¿Cómo nació su amor por la escritura? ¿Qué le proporciona?
Mi segundo papá, Ricardo, se sentaba cada día a leer el diario. Iba pasando las páginas y parecía que disfrutaba. Yo tenía 5 años y me moría de envidia. Solo veía rayitas negras de garabatos retorcidos. Era un mundo al que no podía acceder. Y me puse manos a la obra para desentrañar ese misterio. Abreviando, lo conseguí bastante rápido. Cuando entré en 1º grado ya sabía leer. Algo que en 1969 no era frecuente. Obvio que me enamoré de las letras y después de las palabras. Pero no sé si amo escribir, solo sé que lo necesito. Porque tiempo más tarde acabó convirtiéndose en una razón de vivir. Tanto que ahora, después de tantos años, puede que sea la única que me queda.
¿Sus historias se basan en vivencias personales o todo es fruto de su imaginación?
Vivencias personales por supuesto. Y vivencias ajenas que observo. O creo observar. En cuanto a la imaginación, bueno, es que se puede vivir sin ella?
¿Ha pensado en algún momento en autopublicar un libro? ¿Por qué?
Me encantaría publicar, auto o no auto, pero no sé como hacerlo… jajajajja