Essaouira, la Orden del Ibis Negro.
Capítulo XXVI


Sobre el fondo blanco, unas finas líneas trazadas con pluma contorneaban dos siluetas. Las dos se situaban de perfil y opuestas la una a la otra. La figura masculina enfundada en una túnica negra, ceñida por un cíngulo blanco, pendía de su mano derecha un rosario. Su mano izquierda, cerrada en puño, blandía un puñal en cuya empuñadura resplandecían dos gemas rojizas. Sus ojos en blanco, admiraban un cielo estrellado.

La mujer vestía una túnica gemela a la de la figura masculina. Sin embargo, su color era blanco. Las palmas de sus manos unidas en un gesto de oración. Su cabello, recogido por una diadema de terciopelo, brillaba como la pez.

Las dos figuras se representaban como si de escenas diferentes se trataran. Ajenos el uno al otro. Se diría que la figura masculina asemejaba el poder temporal, y la figura femenina la autoridad espiritual: La dualidad eterna.

La representación escénica era deliberadamente exquisita. Los pliegues de las túnicas al detalle. Los nudos trenzados con soltura. Las cuentas del rosario todas diferentes y la cruz del mismo de plata vieja artesana. La daga del caballero, de dos filos, al estilo cortesano medieval. Las gemas, dos rubíes engastados a mano. La mirada al cielo dirigida a una estrella concreta: Sirius. Así se identificaba en pequeña letra justo debajo de ella.

La figura femenina portaba en su dedo anular de la mano izquierda, un sello de oro rectangular con una inscripción que, una primera mirada no se podía apreciar lo que indicaba. Con una mirada más profunda y detallada se podía leer una palabra: ¡CORDELIA!

En la cintura de la figura masculina ceñida por el cíngulo, un bordado delataba otra inscripción: ¡MORIARTY!

Mary Nazarene | Dante Gabriel Rossetti | 1857

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Canto gregoriano de este episodio: Crux Fidelis

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